jueves, 25 de noviembre de 2010

Dos grande europeas: París y Roma!

Así es señores: la semana pasada, aprovechando el puente del EID ( عيد الفطر tocó hacer una visita a dos ciudades europeas, pero dos de las grandes: París y Roma.

Pero antes de entrar en faena... ¿Qué es el EID? Pues es la festividad árabe más popular después del ramadán. También se le conoce como "Fiesta del Sacrificio o del Cordero", ya que en dicha fiesta se sacrifica uno. De hecho en la ciudad se ven varios corderos atados en cada una de las casas... no saben qué destino les espera! Los animalejos se sacrifican, sirviendo de comida durante los días que dura la fiesta. Ésta tiene un tono familiar, de hermanación y ayuda al prójimo. Tono familiar porque se reúnen todos sus miembros durante unos días, de hermanación porque una parte del cordero se ha de dar a la familia/amigos/vecinos y de ayuda al prójimo porque otra parte del cordero se ha de dar a los necesitados, o a los que, por su situación, no puedan permitirse el comprarse uno.

Pues bien: prácticamente durante toda la semana la ciudad está paralizada, por lo que qué mejor momento para viajar que éste.

En primer lugar partí hacia París haciendo escala en Roma. Destino: visitar a mi homólogo informático parisino. Y primer sobresalto: el aeropuerto (internacional) de Trípoli... está sin luz!!! Totalmente impresionante. Debido a ese motivo, y a los retrasos que provocó, llegué tarde a coger el siguiente vuelo. Tras intentar llorar un poquito para que me dejaran pasar al avión (todavía seguía en tierra), me ofrecieron un billete para el vuelo de la tarde, y me lo ofrecieron gratis. No me preguntéis, pero para mi que el pasaporte de servicios tuvo algo que ver, ya que la compañía era Vueling (==bajo coste). Gracias Vueling!

La Torre Eiffel



Llegada a la ciudad del amoouurr, ya de noche. La primera impresión es que la ciudad tiene un ambiente único: los edificios son de París, los restaurantes y brasseries con sus neones en la puerta son de París... y la Torre Eiffel, definitivamente, es de París. Gran sensación cuando, camino a casa de Gabri y tras cruzar una esquina, me topé sin esperarlo con la gran mole metálica totalmente iluminada. Realmente impresionante.


El encanto de los cafés parisinos.

Tras los primeros saludos y la correspondiente conversación con la gente que estaba esperando en casa de Gabri, salida a la noche parisina. Primero una parada en un bar tranquilo para beber unas cervecillas. Realmente curioso como lo que allá es imposible, más allá sea lo más normal... dice mucho del hombre y de su manera de ser. Tras ello a un sitio un poco más animado (con pseudo-baile de salsa incluido). Realmente lo necesitaba.


Tenía por delante varios días para descubrir una ciudad que siempre me había llamado la atención y que, tras estar varios días, puedo decir que me parece impresionante! El domingo, con Gabri como guía,  fuimos a la gran protagonista: nuestra querida Torre Eiffel. Hasta que no estás ahí no te percatas de sus dimensiones reales. Para evitar la cola (y ahorrarnos unos euros) subimos andando. Tampoco se hace tan pesado... las vistas fantásticas. Finalmente subida al tercer piso de la torre, donde ya las vistas están a otro nivel. Lástima que estuviera el día un poco nublado, y no viéramos tanta distancia como podríamos haber visto.


A partir de ese momento todo se desarrolló de una manera difusa: comida en un irlandés para ver a Alonso (lástima), vuelta por los exteriores del Louvre, camino por la Tuillerías, iglesia de Madeleine, Ópera (me encantó), visita al museo Pompidou, Hotel de Ville (ayuntamiento)... y para casa tras un día largo.

Impresionante puesta de sol



Al día siguiente, dado que Gabri curraba, me tocaba emprender el pateo de la ciudad en solitario. Comencé en el Arco del Triunfo, seguir por los campos Elíseos, girar a la derecha en el puente de Alejandro III (pasando por el Pequeño y Gran Palacio), visita a los Inválidos (tumba de Napoleón incluida). Tras eso, la verdad: no me acuerdo. Yo creo que fui para la zona del Barrio Latino, La Isla de la Ciudad... y visita a Notre Dame. También impresionante, con sus gargolicas y su exceso.  Después (quizá) fui camino al Panteón... momento en el cual calló el diluvio universal. Tocó tomarme un crêpe bretón para resguardarme. Por este motivo también ya me vi con Gabri en casa.

Subida al Arco del Triunfo


Notre Dame

Gárgola de Notre Dame contemplando la ciudad

Al día siguiente visita... a la tienda de reparación de cámara. Sí, tal cual. ¿Recordáis ese fantástico viaje al Sáhara de la entrada anterior? Pues en París obtuve lo esperado: error en el zoom de la cámara por arena. Tras perder toda la mañana, y algo de dinero of course, aproveché que la cámara estaba arreglando para visitar la Oficina Comercial de París y comer con los becarios (sushi gggrrr). Tras recoger la cámara, siguiente objetivo: museo de Louvre. Martes cerrado. Una gracia. Así que me fui al Orsay, totalmente impresionante tanto por el edificio (una antigua estación de ferrocarril) como por sus obras. Me gustó especialmente una zona con cuadros ambientados en zonas africanas y el Autoretrato de Van Gogh.





Había quedado a cierta hora en Sacre Coeur en Montmatre con Gabri, así que hacia allí me dirigí. Bastante impresionante y la zona también muy chula, bastante alternativa (aunque también con rincones acapara turistas). Dicen que es una zona "no tan segura", quizá por eso se veían militares por las calles... quizá me pareció excesivo.


Después aprovechamos el final del día para, una vez visitado el Moulin Rouge por obligación (no merece la pena), irnos a La Défense, es decir la zona nueva de París. Estaba llena de rascacielos y me gustó bastante, especialmente el gran arco/edificio que domina el lugar, totalmente alineado con el Arco del Tirunfo/campos Elíseos/Louvre.

Al día siguiente tocaba algo grande: el Louvre. Un total monstruo hecho museo. El edificio precioso, sus obras aún más. Me pillé un tour guiado y no cubrió ni en 1% de las obras. La Mona Lista con medidas de seguridad excesivas. La coronación de Napoleón y Josefina increíble. Infinidad de obras llaman tu atención. Ala de cuando todavía era un edificio oficial (antes de la Bastilla). Sin palabras.

Tras esto decidí ir hacia La Ópera, ya que me había encantado. Y pasé: por dentro aún mejor que por fuera. Merece la pena. Junto a Ópera están las famosas Galerías Lafayette: tres edificios sólo para ellas. Un mareo!


Interior de la Ópera


Al final de la tarde habíamos quedado en un bar con amigos de Gabri (para celebrar que uno por fin tenía trabajo). La cosa se alargó hasta la 1 de la mañana, momento en el que cenamos en el McDonalds (dato: en Libia no hay). Y marchando para casa ya que, además de que íbamos a pillar el metro por los pelos, al día siguiente temprano tocaba partir... a Roma.


 

París: ciudad recomendable. Si tienes 25 años o menos todo, menos la Torre Eiffel, te sale gratis. Tiene un encanto que hacía tiempo que no veía. Y París mejor que Roma... basado en mi experiencia. ¿Por qué? Porque en Roma me hizo, literalmente, un tiempo de mierda. Supongo que influiría en mi impresión.

El vuelo: normal. La llegada al hotel cerca de Termini (desde Fiumicino) en bus, una basura. Tardó más de hora y media cuando el tres tarda 40 minutos. El B&B (Casa Totti) de lujo: regentado por una mujer mayor bastante maja, es como dormir en casa de tu abuela. Ver cómo se anima a comer más en el copioso desayuno que te sirve no tiene precio!



Ansioso por patearme la ciudad... cuando la lluvia me dio la bienvenida. A comprar de urgencia un paraguas a los numerosos (y cansinos) "paquis" que poblaban las calles. Desde la Plaza de la República me dirigí hacia Piazza Venezia... para llegar totalmente empapado. Intentona de dar una vuelta por los foros, llegando hasta el Coliseo. En ese momento todo mi cuerpo era una esponja (mojada por supuesto).

Escaleras de los Museos Vaticanos

Así que me pillé el metro y me dirigí hacia Termini, donde había quedado con Xavi, mi COMEX (mío y de nadie más :D) y su homólogo romano (en Roma no hay informático). Aunque este último al final no pudo ir, Xavi y yo nos dispusimos a dar una vuelta por Roma si el tiempo y su maltrecha rodilla nos lo permitían. Nos fuimos hacia Plaza España, Fontana de Trevi para terminar de nuevo en Piazza Venezia. Para resguardarnos de la lluvia nos tomamos una (cara) cerveza en la terraza, protegidos de la lluvia por un toldo y un calefactor, y con unas vistas increíbles al monumento a Victor Manuel II (el monumento más grande de Italia).

Vistas del Vaticano y Roma desde la cúpula de San Pedro

Tras despedirme de él (les tocaba cumpleaños de una amiga de su colega), aproveché para volver andando al hostal. En ese momento, ya de noche, el tiempo mejoró sustancialmente, por lo que aproveché para darme una vuelta antes de volver al hogar de Casa Totti. Me di una vuelta por el Panteón, por Piazza Navona... y cené unos spaghetti carbonara impresionantes (con huevo por supuesto) junto a una copa de vino. Vuelta al hostal cogiendo uno de los numerosos autobuses, de los cuales hay que decir que no pagué ninguno. Ni te llaman la atención, ni ves la necesidad de pagar... eso sí, atente a que te pille alguna vez un revisor.

Basílica de San Pedro

La Capilla Sixtina

Al día siguiente tocaba visita al Vaticano, y con una mañana espléndida. Poco queda que decir de El Vaticano, salvo que es impresionante, desde la Basílica de San Pedro a los Museos Vaticanos. En la primera subí a la cúpula (geniales vistas de la ciudad) y en los segundos me encantó La Sala de los Mapas y la Capilla Sixtina (ni no hubiera tenido tanta gente). Un must-do en toda regla.


Continué el día yendo por la Vía de la Conciliación hacia en Castillo de Saint Angelo y el puente situado junto al mismo. Tras todo esto me dirigí hacia la Plaza del Popolo, atravesando para ello la Vía del Corso (una de las principales calles comerciales de la ciudad). La calle es muy curiosa ya que no es nada ancha por lo que tiene un concepto muy curioso de circulación: sin ser peatonal los coches y la gente se dan una tregua mutua, cosa que tiene especial mérito si tenemos en cuenta la caótica circulación romana (para nada alejada de la libia).


La Plaza del Popolo impresionante, con las dos iglesias (casi) iguales, el obelisco y la Vía del Corso. Tras juntarnos, nos dirigimos hacia Plaza de España atravesando la calle de tiendas caras. Hoy la plaza tenía mejor aspecto, ya que el día anterior la visitamos justo después de una lluvia impresionante, por lo que estaba desangelada. Nos dimos una vuelta por la zona, comimos (carbonada again) y visitamos Las Cuatro Fuentes y varias iglesias más (entre la que está la impresionante Basílica de Santa María Maggiore, una de las primeras en Roma).


Plaza del Popolo


Nos despedimos en los aledaños de la Plaza de Venecia, ya que nos veríamos más tarde (cuando recibiera en Termini a Gabri, el becario de París que venía también de fin de semana a Roma). Aproveché para ver la zona del ayuntamiento (con réplica de la estatua de la loba amamantando a Rómulo y Remo), aledaños (con un edificio similar al Coliseo pero como casas en la parte superior, muy curioso), el ghetto judío y la isla tiberina. Tras la pedazo paliza, camino al hotel a descansar. Tanto descansé que cuando llegó Gabri me había pillado el toro: nos vimos a medio camino.

Tras dejar los trastos en el B&B nos juntamos con los dos compis IC3X, tomándonos una buena Peroni en la calle y yendo a un sitio con música bastante chula. Deberíamos exportar este tipo de cosas a cierto país africano...


Al día siguiente tocaba, ya por fin, visitar el Coliseo y los foros. Y, mientras desayunábamos, el ensordecedor ruido de la lluvia atraía nuestra atención: nos íbamos a mojar. Y así fue. Nos apuntamos a un grupo organizado para evitar la cola, y la evitamos, pero de mojarnos nadie nos libraba. Lo bueno es que, tras salir del Coliseo y dirigirnos al Palatino y los foros, dejó de llover, por lo que las vistas de los foros y el Coliseo desde las alturas, mientras los rayos del sol iluminaban el terreno totalmente empapado... fueron totalmente impagables.


Tras esto habíamos quedado en Trastevere, zona en la que pasamos prácticamente el resto del día. Comimos y cenamos allí (con una diferencia horaria más que escasa), genial y a un precio increíble. Las botellas de vino supieron a gloria. Por la noche visita a un irlandés y a una discoteca (momento en el que me dormía literalmente tras el pateo y haber dormido 3-4 horas).


El viaje llegaba a su fin, por lo que al día siguiente, tras dormir un par de horas, camino al aeropuerto y llegada a Trípoli sin problemas. Sin problemas en el viaje, porque a la llegada viví una anécdota que me hizo centrarme en que, definitivamente, estaba de vuelta. Cuando un taxista ralla con su propio coche a otro que se le ha colado, es que ese taxista es libio.

La impresión general del viaje es que París me encantó y que Roma es una ciudad increíble, con atmósfera de pueblo (al menos fue mi sensación), o al menos de una ciudad más pequeña de lo que realmente es. Pero una ciudad que me recibió con lluvia, lluvia y más lluvia... Es por eso que quizá mi elección de París como ganadora no sea totalmente objetiva.

En la oficina bastante curro, especialmente por la realización de un curso y por la actualización del Informe de Situación Informática Inicial. Pero, y aun a pesar de esto, resulta chocante el cambio. De dos ciudades crispadas por el estrés... a Trípoli, ese caótico remanso de paz situado en la costa norte de África. Home, sweet home.

7 comentarios:

  1. He visitado las dos ciudades, y ambas me encantaron. Coincido con lo de que Roma da la impresión de ser una ciudad pequeña. En la semana que estuve me dio tiempo a casi conocerme el centro callejeando.

    Y te quejas de los paquis de los paraguas, ¿pero de los de las flores qué? ¿Y en París los negros de las pulseras?

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  2. Ainsss ya sabes que me corroe la envidia por dentro!! jejeje

    Pedazo viaje que te has marcado y yo creo que tu opinión sobre Roma mejoraría si te hubiese hecho buen tiempo, es que claro... diluviando es difícil que una ciudad te enamore.

    Yo deseo ir a París, sobre todo después de leer tu entrada, aquello tiene que ser tremendo, aunque yo pensaba que Moulin Rouge merecía la pena, pero ya se sabe... es cuestión de gustos! XD

    Esssto... Mona Lista?? jejeje

    Spaghetti carbonara, auténticos italianos, mmmm... riquísimos, ya te dije que los probaras que eso era un manjar que desearías repetir.

    Un 10 por tu entrada, como siempre!

    Muacks hermanito

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  3. Raúl, a mí París también me encantó, y Roma... pues creo que hay que ir mínimo una semana para verla con cierta tranquilidad. Yo sólo estuve un día (y de empalmada) y fue muy muy estresante.

    Por cierto, cojonudas las fotos.

    Me quedo con tu frase: "Lástima que estuviera el día un poco nublado, y no viéramos tanta distancia como podríamos haber visto" :D

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  4. No conozco París, pero a mí Roma me encanta...Como otro comentario dice, deberías quejarte de los de las flores, pesados como ellos solos, jajaja...
    de todas formas, me han entrado unas ganas tremendas de irme de viaje y conocer París, porque tal y como la has descrito, tiene que ser sobrecogedora (lástima que ya no tenga 25 y tenga que pagar por todo xD)
    Un blog muy bueno, todo en general ;) y este post en particular ;) disfruta de la experiencia, tal y como estás haciendo :D
    Un beso!

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  6. Vaya viaje te has marcado cabronazo! :D
    Yo tampoco conozco Paris, pero Roma pa mi fue una pasada, sobretodo si en cada momento piensas que lo que estás viendo tiene tantos años... En especial el Coliseo es sobrecogedor por ese aspecto...

    Peazo entrada te ha quedao, pa la proxima separalas en dos.

    PD: coincido en que pa ver Roma hacen falta días. Yo estuve 5 y todos los días madrugón y no me ha llegao! :D

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