jueves, 28 de octubre de 2010

Historia de una tapia...

Nos vamos acercando a nuestra tercera semana en Trípoli. Este tiempo ha sido más que suficiente para comprobar de primera mano el lifestyle libio. Y su peculiar actitud sobre la vida puede reflejarse en un objeto: una tapia.

Todos los días cuando vamos camino de casa a la oficina pasamos por un colegio. Aprovecho para decir que aquí los niños van a clase con uniforme, pero con uniforme militar. Resulta chocante ver por la calle un grupo de chavales que pareciera que van a la guerra en lugar de al colegio. Cuando consiga hacerles alguna foto, intentado evitar que no me den la brasa por sacársela (se hacen los machotes), ya la pondré por aquí. Pues bien, en un lateral de ese colegio hay una tapia. Ésta es su historia. 

La tapia en cuestión.


La primera semana vimos como un obrero estaba pintando de blanco la pared. Evidentemente, ni plásticos para proteger la acera ni hostias. Tras acabar tan ardua tarea quedó totalmente llena de gotazos blancos.

Pasaron los días. En la segunda semana, para nuestro asombro, les dio por aumentar la altura de la tapia un par de palmos. Evidentemente era algo de vital importancia, por lo que entiendo que se llevara a cabo. Y no sólo eso, considero que el haberlo hecho justo después de pintar la fachada es de una creatividad increíble. Claro está que los estándares de calidad libios se siguieron a rajatabla, por lo que después de tan imaginativa obra de ingeniería la pared quedó llena de chorreones de cemento. Pero... ¿y nuestra amiga la acera? Pues prácticamente desaparecida. Los obreros no encontraron mejor sitio para amasar el cemento que el propio suelo. Situación actual: montones de cemento reseco mezclado con la pintura de la semana anterior. 


Así pega el sol a las 8.30 de la mañana (click para ver la pobre acera).
Y llega la tercera semana, semana en la que repintan la pared para ocultar los chorretones de cemento. Ocultan el color, porque la pared queda con unas bonitas rallas verticales efecto gotelé. 

¿Qué será lo siguiente? ¿Vivirá alguna nueva aventura nuestra querida pared? Veremos. Pero algo está claro: Libia está creciendo. Las nuevas construcciones están a la orden del día y el país tiene un potencial enorme... pero no saben hacer las cosas, o al menos no las hacen de una manera demasiado lógica.

Aprovecho para extrapolar el tema a la construcción en general. Los libios, en cuanto tienen a su disposición ciertos ahorros aprovechan para construirse su casa porque, de hecho, se fomenta la propiedad frente al alquiler. Pero pasan a construirsela por todo lo alto, sin ningún tipo de miras. Así pasa, que una vez ven que se les ha acabado el presupuesto, dejan la construcción a medias hasta que disponen de más fondos. ¿Resultado? La mayoría de casas en Trípoli, las cuales tienen muy buena pinta, están a medio construir. Y la mayoría que están finalizadas tienen unos acabados bastante mejorables. 

Obra frente a casa: la más rápida que he visto nunca! Veremos hasta cuándo dura...

Otro ejemplo está en nuestro propio piso. La instalación del aire acondicionado en el comedor da risa: un agujero en la pared, aún con la marca hecha a lápiz durante la obra. Por el agujero pasan los cables y la salida del agua, y el resto... de ventilación. Chapó!

Reconozco que tiene cierta gracias hacer las cosas a la libia, con su "suaya suaya", pero...¿tanto cuesta hacer las cosas bien?

domingo, 24 de octubre de 2010

Jamahireando: entre hormigas anda el juego...

Otra semana ha pasado, en la que hemos estado sin el jefe, que se ha ido una semana a España. Una semana para preguntarnos cuándo estarán listos nuestros permisos libios, con los cuales podremos empezar a planear cuál será nuestra primera escapada. Pero una semana para respirar el ambiente de Trípoli, un ambiente tranquilo y caótico a la vez. Un mundo sin estrés que ha adquirido la forma de una ciudad exacerbada, en la que el pulso del tráfico enloquecido impone su ley.

Ciertos aspectos del día a día llaman mi atención, chocan con lo que yo conocía. Pongamos de ejemplo un animal: la hormiga. No esos pequeños animales sin una forma apreciable como los de España, sino  auténticas señoras con su morfología apreciable a simple vista: 

Oh dios mío: una hormiga en mi baño!

No es el único ejemplo de hormiga (en mayúsculas). Recuerdo una mañana yendo a la oficina a las 8 y pico con un sol de justicia (dado que aquí a esas horas es como en España a las 11 de la mañana). Se podía apreciar a simple vista como, en la distancia, una fila de hormigas recorrían la calle de arena:

Véase el animal patilargo arriba a la derecha. 

Cosas así de pequeñas suelen acaparar mi atención en el día a día. Nimiedades, detalles sin importancia. Un par de ejemplos claros. "Oye, mira: cómo cambia el logo de Coca-Cola al cambiarlo de idioma".

Diet Coke.
O como el mensaje de "Fumar puede matar" de un paquete de tabaco puede perder su significado al pasarlo al árabe: 



Pequeños detalles, estupideces sin duda. Si me apuras, difícilmente pueden servir de entrada para un blog. Pero la suma de todos ellos crean las vivencias, y éstas no son más que todas las curiosidades que componen el día a día. Todo ello me impulsa a buscarles un hueco en el blog. 

Podría decirse que "Jamahireando" es su casa, el lugar en el que las pequeñas anécdotas pueden yacer tranquilas. Y si a alguien hay que echarle la culpa del origen de esta nueva sección del blog es a ellas, las hormigas libias.


lunes, 18 de octubre de 2010

La inquietante leyenda del niño puto...


Y la primera semana ha pasado. No os confundáis: hoy no es el último día de la semana. Hoy es el primer día de la nueva, por lo que ha tocado currar. Así son las cosas en el mundo árabe: esta mañana me he encontrado diciéndome a mi mismo cuánto odio los domingos. Parándose uno a pensar, quizá también los odiaba en España... pero quizá desde otro punto de vista.

¿Qué se cuece un fin de semana en la capital libia? Pues bastante tranquilidad. Para los musulmanes, el viernes es el día sagrado por excelencia. Sin embargo, me llamó la atención que, si bien por la mañana no abre ningún comercio (salvo las panaderías), a partir del medio día abren (casi) todas las tiendas. Ya me gustaría a mi que un domingo en España fuese igual...

Vistas desde el piso: ya os explicaré qué son esas luces...

Sin embargo, no perdamos el norte: estamos en Libia y aquí el ocio es bastante escaso. Éste se reduce a comer o cenar fuera, salir a tomar un café o té e ir a tomar shisha (véase cachimba española). Siempre dejando aparte las típicas reuniones de españoles, de las cuales mejor no detallo demasiado, que nunca se sabe... Eso fue lo que hicimos ayer, sábado: ver 3 partidos de fútbol seguidos, ello precedido por un par de pelis. La verdad es que estuvo bien la cosa: nos juntamos en casa de los policías de la embajada, muy buena gente ellos. Eso sí. hacía tiempo que no veía tanto fútbol seguido.

Vista desde el baño con un tiempo atípico.

Es algo generalizado, aquí el fútbol es un filosofía. De hecho, el paso que sucede a la mítica frase "I'm spanish" es el tópico "Barça o Madrid"? Aquí les encanta el fútbol, y queda patente en 1000 aspectos del día a día. Desde la gran cantidad de pistas de cesped artificial para jugar al fútbol, hasta las tiendas de camisetas de imitación (que dan para otra entrada del blog), pasando por los innumerables intercambios de número de teléfono para el amistoso "si quedamos a jugar al fútbol te llamo". Ya lo veréis: termina gustándome el fútbol...

Arco de Marco Aurelio (en directo gana bastante).

En cuanto al viernes, tocó darse el homenaje por la noche. Fuimos a cenar a la terraza de un restaurante de los de clase, con su música en directo y rodeando el arco de Marco Aurelio. Allí tomamos sopa Libia (como con tomate y pescado que estaba riquísima), y una cosa bastante típica: cordero y seafood (básicamente calamares) horneado en una especie de vasijas selladas, que luego rompían y servían delante de la mesa. Mira que no soy mucho de cordero, pero estaba buenísimo, que se deshacía. Para variar: estaba todo lleno de gatos esperando a coger cualquier cosa que se caía de las mesas (aun a pesar del "vigilante" dedicado especialmente a espantarlos). ¡Trípoli está llena de gatos! Lástima que no llevara la cámara a mano... echo en falta el haberme traído una compacta más pequeña para hacerle muchos contrastes que veo en el día a día.

Tras la cena, nos fuimos a tomarnos un té y una shisha al centro de la ciudad. La verdad es que tanto la shisha como el té estaban buenos, aunque el té, para varias, muy dulce. Deben defender a ultranza el ser unos de los países con más diabéticos del mundo...


Comedor


En los días previos, por fin hemos encontrado un piso en el que quedarnos hasta que el del anterior becario quede libre (pues ese piso se quedaba pequeño para tres). La verdad es que no nos hemos ido muy lejos: es del mismo dueño y están puerta con puesta en la misma planta del mismo edificio. El piso está genial, no parece libio (vimos un par de ellos que sí lo parecían): juzgar por vosotros mismos. 

Cocina


Por ahora andamos "usurpando" el interné del antiguo becario, esperemos que a partir de mañana ya lo tengamos. Va por tecnología WiMax. Tenemos un límite mensual de 15Gb al mes, a partir del cual nos cortan la línea. A partir de ahí se pueden comprar packs de 1Gb por 10 LYD (5,70 € aproximadamente). El precio mensual con ese límite viene a ser unos 22-23 euros. Velocidad de 2Mbps. Dentro de lo que cabe, la cosa no está nada mal...

Comedor


Pero, si no me equivoco, os dejé en la anterior entrada a las puertas de la celebración del 12 de octubre. Pues bien: creo que puedo afirmar, sin temor a equivocarme que es la vez que más calor he pasado en mi vida. Francamente, tuvimos mala suerte: coincidió la fiesta en plena tormenta de arena. Pero ver cómo la camisa del traje estaba totalmente empapada de sudor, era algo insoportable. Cometí el grave error de no desabrocharme la chaqueta al principio de la noche, y así tuvo que permanecer durante toda la velada: ocultando ciertas zonas empapadas. 

Mi habita!


En fin: que dejando a parte el tema del calor (el cual ahora ha mitigado algo, incluso hoy nos ha llovido un poco), no estuvo mal la cosa. La comida del montón (tortilla de patata, canapés varios...), pero la bebida era más interesante, y eso contando que no llevaba ni una semana  fuera de España. Allí la peña bebía como si no hubiera mañana! Al final se dio bien la cosa. Lástima que no tenga en mi poder ninguna foto...

Barra de la cocina


Pero puestos en esta tesitura y, empezando a ser francos, he de hacer una pregunta: ¿dónde estaba el jamón? Malditos choques culturales...








martes, 12 de octubre de 2010

Tormenta de arena!

Pues sí amigo: así nos hemos levantado. Con la primera tormenta de arena en los escasos días que llevamos por Trípoli. ¿Cómo es una tormenta de arena? Pues un bochornazo de la hostia, el ambiente pardusco y polvo, mucho polvo. Sin ir mas lejos los ordenadores, al pasarles un dedo, se ve claramente la marca de haber comido su buena dosis de polvo.

Las pruebas del delito


Así que en esta situación tendremos hoy la recepción en la casa del embajador por el día de la hispanidad. Esperemos que el día mejore.

En cuanto al ambiente en general, se nota que carraspea la garganta, que los ojos se secan un montón. Las fachadas están llenas de polvo, con un tono pardusco. ¿Limpiar los cristales? Para qué: si al par de días estarán llenos de mierda. Pero todo esto forma parte de la ciudad, y del país. Hay que tener en cuenta que más del 90% del país es Sahara.

Nuestra primera comida después de la oficina en un Turco


En cuanto a los dos primeros días de oficina bastante liados y ya tirado por los suelos. Pero el ambiente de trabajo es inmejorable, como una pequeña familia. La oficina está en un chalet bastante chulo. Ya os pondré alguna foto.

Las tardes perdidas entre trámites, comprar la tarjeta del móvil, y demás. El lunes fuimos a tomar un cappuccino en una pastelería famosa. ¿Los dulces por aquí? Muy, muy dulces, incluso para mi. La almendra, pistacho y miel son los ingredientes estrella. Ayer fuimos de vista al Corinthia, uno de los mejores hoteles de Trípoli.

El Corinthia


El hotel es lujo a saco. Contrasta bastante con el resto del país que, aun habiendo dinero, da la sensación de que necesita una remodelación. Las vistas desde el hotel de los nuevos hoteles y oficinas es impresionante. Aunque no se ve muy bien la foto, se puede pillar la idea:

Vistas desde el Corinthia

Hay un chaval libio muy majo, Omar, que ayuda a los expatriados en todo lo que necesitan. Y, básicamente, ejerce de guía. Pues bien: él trabajó en el Corinthia, por lo que conocía a todo el mundo. Así pues, en la planta donde estaba el restaurante marroquí nos invitaron a un té (con menta) y unas pastas que estaban buenas no, lo siguiente!

Té marroquí con pastas
El nuevo becario COMEX (dcha) y yo (izd)

En cuanto al piso, estamos buscando uno temporal para estar hasta el año que viene, cuando nos cambiemos al del actual becario COMEX (que se va en diciembre). Por ahora estamos en su piso que, la verdad, se queda un poco corto para 3 personas.
Ya os contaré cómo ha ido la recepción con el embajador. Esperemos que no falten los Ferrero Rocher...

Sería un puntazo...


domingo, 10 de octubre de 2010

El caos hecho ciudad!

Llegada a Trípoli, y llegada por los pelos. Tras las (durejas) despedidas en la T1 llegada al vuelo en última llamada. Tras un vuelo en un avión chiquitico, llegada a la capital libia. El paso por la frontera: sin ningún problema.

Allí en el aeropuerto nos estaba esperando Alberto, COMEX del año anterior que estará por aquí hasta enero, con un par de amigos locales. Gente de puta madre. Nos llevaron del aeropuerto al piso por la, definámosla así, autovía GTA. O al menos su forma de conducir es muy parecida a la del famoso juego.

El piso está bastante bien: lo importante es que es barato y nos permitirá viajar más. Tras descansar un pelín, primer tour por la ciudad. Visita a la plaza verde, arco de Marco Aurelio, medina y demás... ¿qué tal las primeras impresiones? Pues algo totalmente distinto: calles destartaladas, bastante movimiento, mucho encanto.

Comida del avión: sabía a curry y había salmón!
Tras esto, algo que suele ser deporte nacional: dar vueltas con el coche por la ciudad. Con la gasolina a 10 céntimos, deambular de acá para allá sin destino fijo es una buena opción.

Primera cena (una especie de kebap con pechuga empanada y pan raro), y aparición estelar del picante. Francamente: fue soportable. Pero ya me han puesto en preaviso: el picante está a la orden del día. Esperemos que no lo pase muy mal. Precio: dos euros con algo: olé!

Pues nada, primer contacto, primeras impresiones, cacao mental... y mañana, domingo, a currar.

viernes, 8 de octubre de 2010

Visado listo, Libia esperándome...

Pues las cosas son así: batiendo todas las estadísticas del destino habidas y por haber, ya tengo en mi poder el visado. El pasado domingo recibí, a la muy agradable hora de las 10, la llamada de que ya estaba disponible el visado. Bien sea casualidad, bien sea debido al shock o vete tú a saber, ese día tenía una gastroenteritis considerable, con fiebre incluida. Eso no impidió que visitara el castillo de Belmonte (en Cuenca) con mis padres: me sorprendió bastante la verdad! Eso sí: a la vuelta al pueblo estaba que me moría.

Con la duda de si iba a poder ir a Madrid a por el visado el día siguiente, lunes, me dormí con una fiebre muy maja ella. Menos mal que me levanté bastante mejor, por lo que partí a Madrid para lo que teóricamente iba a ser un trámite para la obtención del visado. Nada más lejos de la verdad: no sólo no lo obtuve ese lunes, sino que me tuve que quedar en Madrid hasta el martes. Ese mismo día, a las 3 de la tarde me hice con el visado in-extremis, después de pasar otra mañana completita en la embajada. Los motivos de esta espera para un visado que, teóricamente, ya estaba disponible escapan al objetivo de este blog. Vosotros ya me entendéis.

Ya en la embajada pude entrar en contacto con el comportamiento general de los Libios. Lo puedo resumir en tres palabras: tranquilos, demasiado y tranquilos. Me dio la sensación de que para ellos no existe el estrés, y las explicaciones y trámites rápidos pueden ser perfectamente obviados. Pero también puedo empezar a describirlos como amables. Mi buen par de tés que me sirvieron ;D. Ya tendré tiempo de contrastar estas primeras impresiones.

Un par de anécdotas:

- Adivináis qué expediente estaba en el mismo sobre que el mío? El del mismísimo Zapatero. Curioso, muy curioso. Hasta los más importantes tienen que pasar por el papeleo. 
- Hasta los Libios me sacan parecido con aquel reportero de España Directo que salía en las cocinas de los restaurantes donde, tras probar la comida, hacía un gesto con la mano muy característico. Creo que ahora está en Antena 3. Aquí está el personaje en cuestión (algo me parezco, pero de verdad que tanto? xD):


Raúl tío: somos familia!
Ese mismo día quedé con mi becario antecesor, y estuvimos echando un charlao bastante interesante sobre la oficina y Libia en general. Un tío muy majete!

En fin, que sin comerlo ni beberlo me he encontrado con el estrés de tener que prepararlo todo en 3 o 4 días. No es decir mucho, ya que la mayoría de destinos han estado en mi misma situación. Pero ya me había hecho a la idea de tener bastantes días para ir atando cosas poco a poco. Me da lástima por el profe de árabe que había buscado, se veía buen agente y tenía pinta de que iba a aprender bastante (sobre todo de la cultura). 

El mayor problema: la maleta. Ni de coña meto un año en menos de 20 kilos. Me paso seguro, pero esperemos que no llegue a ser algo escandaloso...

Ahora sí: el momento ha llegado, el punto de inflexión termina. En dos días, inshalá, estaré por Trípoli.